La transmisión oral de antiguos conocimientos coadyuva a conformar las bases culturales de las comunidades humanas. Ella preserva las características de pasadas formas de vida y de relaciones sociales ya desaparecidas, pero influyentes en la memoria de los descendientes de estas comunidades. La presencia y arraigo de lo oral en las sociedades complejas actuales da a conocer las formas de pensamiento y las relaciones entre los grupos humanos en el presente. Ni siquiera con el auge de la escritura, primero, ni con la generalización de la alfabetización, ni con el desarrollo de los medios de comunicación masivos y sus técnicas de difusión, después, han podido suplantar las sociedades modernas esa vía de adquisición de los elementos específicos del saber tradicional.
En los últimos decenios, se ha advertido una falta de valoración sobre el influjo de las formas tradicionales de comportamiento y de pensamiento en el mundo moderno, especialmente, en las zonas urbanas, las que muchas veces entran en conflicto con las ideas prevalecientes en un mundo tendiente a la homogeneización económica y la urbanización mayoritaria.
Basado en esto, se estructuró una investigación, centrada en la pervivencia de las tradiciones orales en la Cuba actual, que abarca el territorio nacional, con la inclusión de los diversos tipos de asentamientos humanos comunes en el país: ciudades, pueblos y asentamientos rurales incluida la población dispersa, lo cual permitiría diagnosticar sobre este fenómeno a partir de los componentes de la célula político-administrativa menor del país: el municipio.
Este criterio permitió establecer --ya en el caso cubano-- las características e influjos específicos de la transmisión oral actual; conocimiento de gran interés para la exacta valoración de su actividad y fuerza en la vida social y comunitaria, en las relaciones entre personas, luego de las profundas transformaciones que, en las últimas décadas, han ocurrido en la organización social y económica del país.
En esta investigación, también, se analizó el valor específico de la etnicidad en el mantenimiento o desaparición de valores y tradiciones culturales de cada grupo, y se sopesaron los efectos, para las tradiciones orales, de las migraciones internas, muy intensas en el territorio nacional en los últimos cuarenta años.
A partir de esas premisas y de la urgencia de un rescate de las tradiciones culturales de mayor arraigo en la historia de la sociedad cubana con sus características regionales, la investigación se realizó entre 1984 y 1990, y originó este conjunto de mapas, en el que se plasman los elementos culturales intercambiados cotidianamente de persona a persona, mediante la palabra y que, sin dudas, poseen un peso fundamental en la vida de la sociedad cubana actual.
El estudio ofreció un panorama extenso y variado, susceptible de permitir una delimitación en áreas culturales del territorio nacional, al tener una amplia muestra de ejemplos de carácter literario, paremiológico y fórmulas de advertencia augural, resguardo y curación. Se tuvo en cuenta también la vigencia de la transmisión oral y el análisis de la utilidad que los diversos géneros y temas conservados o desarrollados hasta hoy aún se mantienen para amplios segmentos poblacionales y para la memoria colectiva de la sociedad cubana.
Los materiales recopilados en anteriores búsquedas nos hicieron reflexionar sobre la importancia y el valor de las tradiciones orales para las sociedades modernas, con el análisis de lo que acontece en ellas en la vida diaria del cubano, en particular, la comprensión de las razones de su sobrevivencia, a pesar de los fenómenos adversos para ese mantenimiento, como son la alta movilidad social y la transformación abrupta del medio y del ritmo de la vida tradicional, que acortó las posibilidades de dedicar tiempo a las actividades y funciones familiares para el intercambio de conocimientos y costumbres heredados y centrados en la palabra.
Como toda expresión cultural de carácter tradicional, partió originalmente de formulaciones orales y comunitarias, relacionadas con la historia social y económica de los grupos humanos que la desarrollaron y la mantuvieron en un proceso activo de narración ininterrumpida; la abrupta ruptura de su entorno cortaría su flujo y se perdería para la colectividad que la sustentaba, con la desaparición de la memoria del grupo.
Esta fue, por supuesto, la preocupación fundamental durante este trabajo, pues la rapidez de las transformaciones socioeconómicas operadas en el país podía hacer peligrar las tradiciones orales cubanas, aunque esa situación la compensara en parte el carácter de la cultura tradicional, poseedora de una larga sobrevivencia, dado el condicionamiento de los motivos, los que conservan tanto el legado de antepasados, ya muy lejanos en el tiempo, pero de quienes perviven particularidades en las formas de sensibilidad y emotividad, como la comunidad de rasgos en la búsqueda del conocimiento y la razón.
Esos valores se han ido legando por transmisión oral a los descendientes más directos, y en ellos se conjugan el arraigo y la pertenencia más profunda de un grupo humano, de su manera de ser y su capacidad de trascender hasta una más amplia generalización, ejemplificada en las adaptaciones y remodelaciones múltiples que cada exponente sufre a lo largo de siglos y de transformaciones sociales, en este caso referido a las muestras no tangibles.
En países como Cuba, también se presentan dificultades y complejidades al tratar de precisar los posibles orígenes, supervivencias y formas de transmisión de tradiciones orales.
Las interrogantes se tornan aún mayores, dada la composición multiétnica relativamente reciente de la población y las condiciones y características históricas específicas de cada una de las diversas inmigraciones que durante cinco siglos han ido conformando su cultura particular, su manera específica de ser, pensar y sentir.
Para conocer sobre tradiciones orales, es necesario partir de la comprensión de los elementos culturales tradicionales de los miembros de cada inmigración, de acuerdo con sus especificidades y tener en cuenta casuísticamente los condicionamientos históricos.
Por un lado, el fenómeno de la diversidad de grupos migrantes de España hacia Cuba, que incluía personas que propugnaban tanto una cultura teórica global hispana como valores propios de nacionalidades y regiones específicas dentro del territorio peninsular, donde descollaban las motivadas por la búsqueda de un asentamiento económico más seguro en el territorio insular --como fue la de los canarios y gallegos--, con una migración de estilo familiar, o las compulsadas por las deportaciones políticas. Por el otro, las entradas forzadas resultantes de la trata esclavista y el análisis del marco de posibilidades reales que se le dejaba a este estamento poblacional para el mantenimiento de sus culturas tradicionales y las líneas de transmisión no oficial de ellas, así como el sistema de contratación y sus variabilidades.
Los materiales con los que se contaba, reafirmaban la necesidad de obtener mayor información para comprender la función de las tradiciones orales en la sociedad y la vida cubanas, tanto como su comportamiento en relación con las transformaciones socioculturales producidas en el país desde 1959 hasta el presente, y el tipo de influjo que aún mantienen con la evaluación de sus peculiaridades de adaptación a las condiciones actuales. Acciones tales como la implementación de planes educacionales para niños y adultos, que comprendió como primer paso la alfabetización masiva, la creación de instituciones culturales diversificadas en todos los municipios del país, con extensión a núcleos poblacionales significativos por el número de habitantes en zonas campesinas introdujo, además, otros factores nuevos desencadenados por los contactos entre los programas oficiales de cultura general para toda la nación con la cultura tradicional oral de cada región, hechos no analizados aún en todas sus implicaciones socioculturales.
El considerable aumento de la movilidad de los individuos y de las familias también ofreció elementos significativos para nuestro estudio, así como las migraciones de habitantes de los campos a las ciudades cercanas y las migraciones a ciudades o comunidades lejanas de su hábitat histórico.
Las variaciones que estos factores introdujeron en la vida tradicional del cubano, hizo que se consideraran, teóricamente, como elementos determinantes para una probable desaparición de lo oral como fuente de saber tradicional y se subestimara su utilidad social y cultural, si se tienen en cuenta los elementos de transformación comunitarios, antes señalados. La realidad demostró que, a despecho de los factores de disolución antes expuestos, se mantiene el cultivo de la tradición transmitida verbalmente, uso que se reconoce en la literatura oral y en otras muestras no tangibles de la cultura tradicional estudiadas.
Luego del presente análisis de los materiales sobre tradición oral en el medio cubano actual, se concluye que ésta tiene un propósito distinto al de las manifestaciones afines, ofrecidas de manera institucional, por contener una gran parte de la memoria cultural de la sociedad que los acoge y moldea, según los intereses y condiciones de pensamiento y vida heredados, basamento en el que se expresa la idiosincracia e identidad de un pueblo.
También en estas tradiciones orales, predomina el componente cultural de estirpe hispánica junto con un activo proceso transcultural --y aditivo en algunos casos-- de elementos de otras culturas por esferas específicas, como sucede con las del Africa occidental subsaharana. En todo momento, encontramos que lo expresado se ha ido adecuando a las características nacionales, en varios niveles de integración.
En la literatura oral, los cuentos y relatos se observan en lo fundamental entre dos corrientes: una llegada desde España y otra proveniente del Africa occidental subsaharana; pero ambas han ido modificando y adaptando temas y personajes para una consustancialización con la vida antillana y cubana, en específico, con valores establecidos por fusión o refundición de expresiones contrapuestas a través de cinco siglos y la conservación de sutiles niveles en relación con la importancia del antecedente etnocultural, dada la manifestación de que se trate. Esto permite descubrir el arraigo de algunos temas y géneros con su filiación original.
Esta filiación sólo la notan los estudiosos del fenómeno, pues los cultores de los relatos la ofrecen como propia de sus antepasados más cercanos --abuelos, padres o tíos--, sin aclarar, en la mayoría de los casos, el ascendiente étnico específico.
En las leyendas se expresa un panorama multiforme cuando se señalan especificidades caribeñas o motivos comunes a relatos legendarios de otros territorios. Ellas ocupan todo el país y aunque gran número de sus temas y personajes tengan parigualdades en otras zonas de Latinoamérica y de la Península Ibérica, hay muchos otros que provienen de la interpretación de sucesos locales, y, por ello, especialmente cubanos.
Otro elemento interesante es la presencia de personajes que extienden su acción a muchas zonas del país, como los jigües o güijes, los chicherecús y las madres de agua, que entran en un terreno dual cercano al mito y con raíces no precisas dentro del complejo cultural ligado al Africa atlántica, en un proceso transcultural con lo hispánico y hasta con un legado aborigen.
En los mitos, las adecuaciones son más sutiles y complejas, sin que se pueda hablar de una total cubanización de éstos. Ellos están en un momento de su desarrollo en que ni son los mitos originarios del Africa atlántica, ni son los antillanos; se encuentran en un estadio intermedio y, por ende, algo contradictorio en relación con orígenes y resultantes; pero en constante recontextualización.
En poesía, las estrofas usadas corresponden a las estructuras poéticas hispanas, con una completa concordancia en metro y rima. En cuanto a los temas, ellas conservan en muchos casos letras, estilos y personajes también hispanos, sin que puedan considerarse no asimiladas por el medio nacional, pues gran parte de los temas de las décimas, cuartetas, redondillas y coplas resaltan y reflejan la vida diaria, aunque muchas letras se repiten casi sin variación en otras zonas del territorio español como Islas Canarias o Andalucía.
En Cuba, los romances mantienen temas y personajes hispánicos, sin que se haya producido una asimilación del metro en estilos y temas regionales; ellos repiten variantes españolas con mayor o menor pureza. Igual fenómeno ocurre con los escasos villancicos conservados.
En las paremias y los agorismos nos enfrentamos a un fenómeno similar al de los cuentos y las leyendas, con la repetición en unos y la adaptación en otros, de temas y estructuras universales, así como la creación de algunas que responden a especificidades de la perspectiva histórica y social cubanas.
Al hacer un análisis por temas y géneros en su distribución territorial, se descubre que en la narrativa --cuentos y leyendas--, los más gustados por los habitantes de las zonas rurales y de las pequeñas comunidades son los de carácter fabuloso, ingenioso y costumbrista. En las ciudades, priman el humor y la sátira, y los cuentos y leyendas más comunes se centran en sucesos locales. Los mitos se expresan focalmente, en grupos determinados por creencias religiosas afines, más que por el medio o el nivel educacional y son más profusos en las ciudades que en los campos.
En cuanto a la poesía, son las décimas las de mayor arraigo en las zonas rurales y en las pequeñas comunidades, con la peculiaridad de que el gusto por ellas se conserva entre grupos o personas que emigran de los campos a las ciudades, quienes transmiten este interés a sus descendientes, por lo que encontramos una presencia fuerte y sostenida del género en las zonas urbanas, con el disfrute de iguales temas a los tratados en los campos. En ambos medios prima la jocosidad, unida en áreas campesinas al tema sentimental de corte amoroso. Entre los residentes en las ciudades, el interés por lo jocoso se acompaña con el que refleja aspectos de la vida y la historia social del país.
Los romances están circunscritos a los niños hasta la adolescencia, y su mayor profusión se encuentra en poblaciones urbanas de menor rango, más que en las grandes ciudades o en los campos.
En cuanto a las paremias hay un mayor gusto por los refranes, pues la enseñanza que ofrece sobre el comportamiento humano en la vida diaria y su acción práctica inmediata, sirve a todos los cubanos en su actividad cotidiana, sin diferencias marcadas por grupos, zonas de residencia o nivel educacional. La universalidad del uso de los refranes entre la población cubana muestra un asunto de mucho interés al valorar las actitudes de la población respecto a la opinión filosófica y social que sustentan.
Las adivinanzas muestran un mayor arraigo en zonas campesinas y pueblos pequeños. No hemos podido determinar aún precisiones sobre grupos o niveles educacionales, esto correspondería a otro momento del estudio de los materiales.
En el análisis de las creencias tradicionales, resalta que el medio de acción es, por lo común, el campesino y el de localidades pequeñas que comparten una especificidad cultural campesina. En su uso y mantenimiento sí interviene de manera determinante el nivel educacional, pues su mayor arraigo está entre las personas y los grupos sociales con educación elemental, con un decrecimiento progresivo según se eleva el índice de instrucción.
La diversidad de géneros estudiados, así como la cantidad y variedad de sus exponentes, permitió establecer áreas culturales, basadas en los estilos de pensamiento, gracias a la posibilidad de agrupar los diversos temas por géneros en cada región del país y por el predominio de los intereses temáticos y de gusto, unido a la ascendencia étnica del fenómeno. Por primera vez se da a conocer la existencia de zonas bien delimitadas por cada expresión tradicional oral en el país.
Como se podrá apreciar en los mapas que siguen, el material recopilado y expuesto, posibilita múltiples análisis y enfoques que no están agotados con el presente estudio, sino, por el contrario, constituyen las bases organizativas y valorativas generales para cortes más profundos, donde se puedan establecer especificaciones, diferencias y generalizaciones mayores, tanto en relación con las tradiciones orales cubanas, como en otras expresiones similares de las culturas de pueblos afines.
Lic. María del Carmen Victori Ramos
Mapas
-
Cuentos
-
Leyendas
-
Mitos
-
Fábulas
-
Décimas
-
Cuartetas
-
Redondillas
-
Coplas
-
Romances
-
Otras estrofas de menor utilización
-
Refranes
-
Adivinanzas
-
Agüeros. Indicios
-
Agüeros. Pronósticos
-
Ensalmos
-
Conjuros
-
Principales géneros de la transmisión oral
-
Transmisores de la tradición oral
Videos
-
Cuento campesino
-
Concepción cristiana de San Lázaro
-
Concepto mitológico de la santería sobre San Lázaro
-
Piropo dirigido al aspecto general de la mujer
-
Piropo dirigido a los ojos de la mujer
-
Contrapiropo de la mujer al hombre
Ejemplos
- Danzas y bailes populares tradicionales «
- Tradiciones orales