Atlas etnográfico de Cuba

Abakuá: m. Agrupaciones formadas por más de cien asociaciones masculinas que fusionan el culto a los antepasados a partir de un origen mítico común, muy análogo al practicado en el área sudoriental de Nigeria entre los ibo, ibibio y ekoi, junto con elementos del catolicismo en la liturgia y en la composición de cada uno de sus templos. A sus miembros se les conoce como abakuá o ñañigos. A diferencia de otras creencias populares de marcada ascendencia africana, como la santería y el palo monte, tiene una organización nacional que agrupa la dirección de las asociaciones radicadas en las ciudades de La Habana, Matanzas y Cárdenas. Posee una estratificación jerárquica que se obtiene mediante el prestigio y el conocimiento de los mitos y la tradición oral, así como un complejo proceso de iniciación que incluye danzas, toques, cantos y alocuciones rituales en remanentes de la lengua efik de los ibibios. Todas sus actividades van acompañadas de un amplio sistema de signos gráficos, denominados ereniyó, que abarca desde el cuerpo de los neófitos hasta los instrumentos musicales, las ceremonias para sustituir jerarquías, aplicar sanciones y ritos fúnebres. Sus practicantes se reconocen como cubanos.

Acordeón: m. Instrumento de viento inventado por Friederich Buschumann en 1822, introducido en Cuba durante la Guerra de los Diez Años (1868-1878), y con el que se interpretaban las guarachas entonces en boga. Ligado al güiro o guayo, las filarmónicas y otros instrumentos musicales, se empleaba para acompañar el punto guajiro y otros géneros.

Achotera: f. Recipiente de güira (Crescentia cujete, Lin.) que guarda las semillas maduras de la bija o achiote (Bixa orellana, Lin), utilizadas para teñir o colorear los caldos, el arroz y la carne. Presenta varios huecos pequeños, que permiten la entrada y salida del agua, en la que se cuecen estos alimentos.

Aeroplano: m. Variante de son montuno, en la cual se conjugan la música y el paso básico característico de esta modalidad bailable.

Ajiaco: m. Plato típicamente cubano. Es un nutritivo y espeso caldo, que se prepara con carne preferentemente de puerco, pero también de res, viandas y maíz, se sazona con ají, tomate, especias y limón.

Ajiaquito: m. Es una variante del ajiaco, mucho más licuado y cargado de zumo de limón y ají picante (Ver ajiaco).

Alambrada: f. Pequeño hilo de metal situado entre el cordel y el anzuelo, cuya función es impedir que el pez destruya el arte.

Al colgao (pesca): Palo sujeto a una piedra por uno de sus extremos y por el otro unido a una pita de algodón tejida, una alambrada y el anzuelo.

Alcahuete: m. Idiófono de metal en forma de recipiente, más estrecho y alargado que el cencerro común. Se percute con una varilla de hierro. (Ver cencerro)

Aldea: f. Categoría utilizada para la definición de asentamientos concentrados en la época colonial. Conjuntamente con los caseríos, conformaban el grupo de las más pequeñas poblaciones de la Isla. Sin embargo, a juzgar por las descripciones que de ellas se hicieron, las aldeas eran localidades de mayor magnitud demográfica e importancia político-administrativa. El 67,1 % de las aldeas se ubicaba en el rango de 50 a 199 habitantes. Esta categoría, ampliamente difundida en España, donde abundan las localidades tradicionales conocidas como tal, no perduró en el lenguaje popular para la denominación del lugar que se habita, ni tampoco en la documentación oficial.

Aliñado: m. Bebida de elaboración casera, que se prepara con ron o aguardiente, azúcar, y pedazos de frutas o dulces de frutas en almíbar. Se consume especialmente durante la celebración del nacimiento de un niño.

Altar de cruz: m. Fiestas de origen hispánico que se celebran en Cuba desde el siglo XVIII, a partir del tres de mayo, para conmemorar la Invención de la Santa Cruz. Se erige un altar con una cruz y otros adornos. En el occidente de Cuba se estilaba cantar décimas con tonadas del punto guajiro, mientras que en el oriente, además de las décimas era usual cantar cuartetas con tonos interpretados por pequeños coros de barrio, con carácter competitivo. Después de las doce de la noche se cubría el altar, y comenzaba el baile. En la actualidad este tipo de fiesta solo se celebra en la provincia de Villa Clara, para lo cual se usa el tambor yuka

Altar de promesa: m. Su celebración guarda cierto vínculo con las fiestas de altares de cruz, pero su motivación es diferente, ya que se realizan para cumplir promesas por la curación de un enfermo o por otra razón, escogiéndose para esto, generalmente, el 8 de septiembre, día de Nuestra Señora de La Caridad del Cobre.

Anacagüita: f. Nombre de diversas plantas y arbustos (Sterculia apetala, S. carthaginensis, Cordia sebestena, entre otras). Se les atribuyen propiedades y virtudes medicinales. Sus fibras son muy utilizadas en labores de cestería, principalmente en la confección de sombreros.

Arado de madera o criollo: m. Implemento para romper, cruzar, surcar y aporcar, construido de madera, con la excepción de la reja que es metálica. La telera habitualmente se construye de madera dura, aunque puede ser de metal. La mancera dental es de una pieza enteriza, en raros casos son dos maderos empatados. Posee un timón largo que se une a la yunta de bueyes mediante el barzón del yugo. Entre los arados tradicionales, se clasifica como mango-dental de una sola mancera, triangular o cuadrangular, de acuerdo con el ángulo del timón.

Arado mixto: m. Arado con timón de madera largo, similar al empleado en los arados de madera o criollo. Posee una sola mancera y se diferencia del arado criollo por tener una reja con vertedera, de las utilizadas en los arados perfeccionados, lo que motiva la denominación de “mixto”.

Araña: f. Carretón de dos ruedas, tirado por mulo o caballo. Se emplea particularmente para la transportación de personas y de víveres para el consumo doméstico.

Arará :m. Los africanos denominados en Cuba arará procedían del área central y del sur de la actual República de Benin (antiguo Dahomey). En Cuba hubo suficientes arará, como para constituir varios cabildos de este origen. En La Habana por ejemplo, hubo tres denominados: arará dajomé, arará majino y arará sabalú. 2 // Esta denominación se aplica también a tambores unimembranófonos, con el parche sujeto por un junquillo tensado mediante un cáñamo que rodea la caja y enlazado en zig-zag al aro, con unas estacas que se introducen perpendicularmente en la caja, cuya parte principal es cilíndrica y tiene añadida una parte más delgada. El más pequeño, llamado cachimbo, se percute con dos baquetas; el mediano o mula, con una baqueta; y el mayor o caja, con la mano. Las denominaciones de estos tambores varían de una región a otra.

Arco monocorde (conjunto de): m. Es una fibra o pelo de animal tendida en un arco. Este instrumento musical, conocido en numerosos pueblos africanos, fue trasladado a América. En Cuba se tiene referencia de dos variantes de ejecución de este instrumento. En una, se coloca un extremo del arco en la boca, por lo que ésta sirve de clavija (norte de la provincia de Villa Clara). En otra, se sostiene con una mano (provincias de Matanzas y Santiago de Cuba). En ambos casos se tañe la cuerda con un palito. Los conjuntos musicales en que suele utilizarse este instrumento, son llamados por los especialistas conjuntos de arco monocorde.

Arroz amarillo: m. Plato hecho de arroz, cocinado conjuntamente con carne de pollo o de gallina y a veces con carne de pescado. Se colorea con bijol o azafrán.

Arroz con carne: m. Plato hecho de arroz, cocinado conjuntamente con carne, preferentemente la de puerco, aunque también se utiliza la de res y la de carnero.

Asentamiento concentrado: m. Es aquel en que puede hablarse de un área más o menos íntegra y compacta, donde existe concentración de la población. Además de las viviendas suele haber otras instalaciones de uso económico y social. Para la época colonial han sido considerados como tales, en este trabajo, todos aquellos que se reportaban en el rubro de poblaciones (ciudades, villas, pueblos, aldeas y caseríos) y los bateyes de ingenios azucareros. Las ciudades y villas adquirían esa categoría por Real Decreto y en virtud de un proceso oficial de fundación. Eran las más importantes poblaciones de la Isla. En ellas podría afirmarse que se desarrollaba un modo de vida urbano. Las aldeas y caseríos eran evidentemente rurales y los pueblos ocupaban un lugar intermedio, en dependencia de la función político-administrativa que desempeñaron. En realidad, es bastante difícil establecer una definición exacta para las distintas poblaciones de la época, puesto que en su clasificación se cometían grandes arbitrariedades. Incluso, dentro de un mismo indicador se advierten notables diferencias. La distinción se hace un tanto más difícil, cuando se trata de las aldeas y los caseríos. Para el período actual se ha seguido la clasificación que ofrecen los documentos censales, en los que se expresa que “lugar habitado (asentamiento concentrado) es la agrupación de cinco o más viviendas, separadas entre sí por no más de 200 metros y que posea un nombre que lo identifique, de manera que constituya una unidad socioeconómica diferente de las vecinas”.

Asentamiento disperso: m. Es aquel en que las viviendas se hallan diseminadas entre los campos, a diferentes distancias unas de otras, sin formar grupos íntegros y compactos. Para la época colonial se clasifican en este trabajo como asentamiento disperso, aquéllos que se conformaban en las denominadas fincas rústicas (haciendas, potreros, vegas de tabaco, estancias, sitios de labor y cafetales). En ellos, como norma, habitaban pequeños grupos de personas. Para la actualidad se ha seguido la clasificación censal vigente. De acuerdo con ella, la dispersión comienza a partir de los 200 m de separación entre las viviendas. Y siempre que haya menos de cinco viviendas reunidas, independientemente de la distancia entre estas, será, disperso. En el sector campesino, que es donde mayor ha sido su presencia, podría definirse también como un complejo socioeconómico relativamente independiente, donde están presentes la tierra y la casa de vivienda con sus respectivas dependencias, con la particularidad de que todo lo que allí existe está en función de la explotación de dicha unidad económica. En un inicio puede haber contado con una sola vivienda, y con el decursar del tiempo habérsele agregado la de otro familiar.

Aventador: m. Especie de plato construido con un aro de bejuco, de forma circular, y fondo tejido con fibras vegetales (yarey o yagua). También puede ser de madera. En él se depositan granos, previamente descascarados, que se sacuden al viento para eliminar las cáscaras y dejar el grano limpio. Los haitianos en Cuba lo llaman bishet o balay.

Ayúa: f. Arbol (Zanthoxylum martinicense) que alcanza hasta 20 m de altura. Proporciona una madera de color amarillo pálido, blanda y que se raja fácilmente. Florece en mayo y el fruto madura en diciembre. Crece en terrenos calcáreos y pedregosos.