Batey: m. Lugar llano y limpio, a modo de plaza, que los aborígenes usaban para sus cantos y bailes (areítos) y para el juego de pelota (batos). Con el tiempo, la palabra se utilizó para identificar especialmente a los complejos económico-habitacionales que se fomentaron en torno a los ingenios azucareros. También se llamó batey a los núcleos rurales fomentados en las colonias cañeras, para los trabajadores agrícolas de la industria azucarera, después de la abolición de la esclavitud y el proceso de concentración en la producción en esta industria. En la clasificación censal vigente, los asentamientos rurales concentrados, ubicados en el rango que va desde las cinco viviendas reunidas hasta los 199 habitantes, se clasifica indistintamente como caserío y batey. Sin embargo, después de 1959, los bateyes de colonias cañeras experimentaron significativos cambios, cuantitativos y cualitativos, como consecuencia del proceso de reorganización de la producción azucarera. Muchos han desaparecido totalmente. Tales cambios han eliminado las especificidades que históricamente los distinguieron, por lo que consideramos que actualmente no existen razones que justifiquen la distinción del batey respecto al caserío y al poblado rural. En algunas áreas del país, al igual que ocurre, por ejemplo, en Puerto Rico, se identifica con el término batey al patio de la vivienda campesina.